La Yamaha Tricity 300 crece en prestaciones y utilidad frente a su hermana de 125cc, y es uno de los modelos de esta clase más recomendables.
Las virtudes de los escúteres de tres ruedas en aplomo y estabilidad, junto con un motor de potencia suficiente para poder salir de la ciudad y moverse por carretera. La nueva Yamaha Tricity 300 comparte argumentos con otros modelos similares (de Piaggio, Peugeot y Quadro), pero se desmarca por su mayor eficacia dinámica y también por su calidad de conjunto, porque su imagen y acabados lo acercan a las propuestas premium.
El nuevo modelo ya está disponible desde 7.999 euros y, al igual que sucede con sus rivales, se puede conducir con el carné de coche, gracias a sus tres ruedas y homologación de triciclo. Aporta, como la competencia, una seguridad extra incuestionable, especialmente para aquellos usuarios con una experiencia en moto limitada.
Esta ha sido la primera presentación dinámica a la que se ha asistido tras el confinamiento, y se recorrieron unos 150 kilómetros por la Costa Brava, desde el litoral hasta el interior pasando por varias poblaciones. Y la primera conclusión es clara: transmite muy buenas sensaciones de conducción, por la respuesta alegre del motor y asimismo por su comportamiento.
En zonas viradas cuesta moverla más que un escúter tradicional de tamaño equivalente (pesa 239 kilos), pero a cambio, sus tres ruedas proporciona más aplomo general, mayor capacidad de frenada y una seguridad muy superior frente a imprevistos que ocurran en mitad de una curva (con la moto inclinada) o con el asfalto húmedo o mojado: se puede frenar a fondo sin riesgo de caída. En contrapartida, tiene un peso superior y también un precio mayor.
Técnicamente, utiliza el motor del XMax y un bastidor de tubos de acero. Rinde casi 28 CV, va refrigerado por agua e incluye una transmisión por variador continuo. Y ofrece unas prestaciones considerables, con aceleraciones vigorosas y una velocidad punta de 140 km/h. Lleva ABS en las tres ruedas con frenada combinada.
El consumo medio oficial resulta meritorio para sus dimensiones: 3,3 litros cada 100 kilómetros. Así,, los 13 litros del depósito dan para una autonomía teórica de casi 400 kilómetros.
Equipamiento: luces y sombras
A sus mandos se aprecia que es un vehículo de tamaño generoso, con una pantalla que protege bien y un asiento amplio para el piloto y pasajero. Y debajo suyo hay un gran hueco, de 43,5 litros, en el que caben dos cascos integrales. También equipa de serie llave inteligente, freno de mano y un pulsador que bloquea el tren delantero para impedir que la moto se caiga cuando está aparcada. Este sistema se desbloquea si el motor pasa de 2.000 revoluciones o el vehículo fe 10 km/h.
Entre los aspectos mejorables está la instrumentación digital, que se lee bien, pero que tiene poca gracia con un diseño monocolor algo obsoleto. Y también se echa en falta una guantera para poder tener a mano los objetos de uso cotidiano (móvil, cartera, mando del garaje…), porque apenas hay sitio para dejar nada.
Por lo demás, Yamaha ofrece tres paquetes de equipamiento opcionales: Urban, que reúne una pantalla frontal más alta y espacio extra para carga (como un baúl de 39 litros), Sport, que matiza la imagen con una pantalla ahumada y detalles en aluminio, y Winter, que recoge puños calefactables, cubre-manetas y una manta que protege las piernas.
Fuente: https://motor.elpais.com/motos/escuteres-tres-ruedas-para-ciudad-y-carretera/